Latinoamérica apunta al litio y al niobio con una minería aún atada al pasado

La explotación minera avanza hacia territorios no tradicionales

Latinoamérica apunta a la explotación de minerales codiciados por industrias como la tecnológica o la aeroespacial, como el litio y el niobio, aunque aún debe hacer frente a desafíos históricos como la minería ilegal, la gestión sostenible de los recursos o el reparto equitativo de la riqueza.

La historia de Latinoamérica y el Caribe está intrínsecamente ligada a la industria minera y particularmente a la exportación de materias primas, uno de los pilares de la economía colonial y moderna.

Hoy la región se mantiene como una de las principales reservas mineras del mundo, con una participación destacada en minerales metálicos como el litio (61 %), conocido como el «oro blanco», el cobre (39 %), el níquel (32 %) y la plata (32 %).

Solo Brasil posee cerca del 90 % de las reservas mundiales de niobio, mineral que se utiliza para hacer el acero más fuerte y ligero, mientras que Chile y Argentina son dos de los principales depósitos globales de litio.

Chile es un país con raíces mineras y de hecho allí se extrae una de cada cuatro toneladas de cobre que se producen en el mundo, lo que lo convierte en líder mundial (casi 5,8 millones de toneladas en 2018) por encima de Perú (casi 2,4 millones).

EL NUEVO «BOOM»

La minería latinoamericana apuesta por una diversificación de la cesta de materias primas, con la mirada puesta en minerales como el litio o el niobio, esenciales en el desarrollo de sectores emergentes de la llamada cuarta revolución industrial, marcada por el desarrollo de nuevas tecnologías y la automatización de procesos.

El Salar de Atacama, en el norte Chile, posee las mayores reservas mundiales de litio, básico en la fabricación de baterías para teléfonos inteligentes, tabletas o vehículos eléctricos, aunque el país no es el principal productor, ya que Australia le superó en 2018.

El director ejecutivo de la consultora Plusmining, Juan Carlos Guajardo, atribuye ese «sorpasso» a la regulación chilena, que declaró el litio mineral estratégico y limitó los derechos de explotación a dos empresas.

Esto ha hecho que la industria chilena del litio pierda competitividad frente a países como Australia o Argentina, el tercer productor mundial y donde hay cerca de 40 salares en diversas fases, desde la exploración inicial hasta en etapa de construcción.

«Los presupuestos exploratorios para el litio aumentaron más del 900 % en los últimos tres años», dijo a Efe la secretaria de Política Minera de Argentina, Carolina Sánchez.

Se prevé que el país alcance en 2024 exportaciones de litio por 1.200 millones de dólares.

El litio también es uno de los proyectos «estratégicos» de Bolivia, donde «la inversión global» asociada a su explotación se aproxima a los 5.000 millones de dólares.

El viceministro de Altas Tecnologías Energéticas, Luis Alberto Echazú, aseguró a Efe que unas catorce plantas para tratar sales de litio, materiales catódicos y producir baterías empezarán a operar en el país y cuando estén funcionando plenamente en un plazo de cinco años se prevé que generen esa misma cantidad de divisas anuales, aunque el proyecto total eleva su número hasta 40 fábricas.

En cuanto al niobio, un mineral altamente valorado en la industria automotriz o aeroespacial, su producción se concentró en 2017 en los estados brasileños de Minas Gerais y Goiás.

El Banco Mundial (BM) estima que para 2050 la demanda mundial de «minerales estratégicos» crecerá de manera significativa, teniendo «aumentos extraordinarios» particularmente en el caso del litio (965 %), el grafito (383 %) y el níquel (108 %).

«Si bien la creciente demanda de minerales y metales constituye una oportunidad para los países en desarrollo ricos en minerales, también representa un desafío: sin prácticas mineras climáticamente inteligentes aumentará el impacto negativo de las actividades mineras, lo que afectará a las comunidades vulnerables y al medioambiente», alertó el BM en mayo pasado.

MINERÍA ILEGAL Y RETO MEDIOAMBIENTAL

El impulso a los nuevos minerales convive en la región con fenómenos históricos como la fiebre del oro, ligado en muchas ocasiones a la minería ilegal, que supone una amenaza para la Amazonía de Brasil, donde persiste a pesar de décadas de lucha contra la extracción sin normas.

También en Bolivia está extendida la explotación de oro por cooperativas o asociaciones sin vínculo formal con el Estado.

El investigador del Centro de Estudios para el Desarrollo Laboral y Agrario (Cedla), Alfredo Zaconeta, cifra en 400 las cooperativas auríferas que operan en los márgenes de los ríos del norte de Bolivia, en parte en zona amazónica.

«La explotación de oro está concentrada en manos del sector cooperativo, casi un 99 %», y «evade el pago de tributos», ya que está marcada por la «informalidad» y por condiciones «precarias» de trabajo, explicó a Efe.

Este fenómeno también está presente en El Salvador, donde los diputados han dado dos años de plazo (que vencieron en marzo de 2019) a los mineros artesanales y de pequeña escala para que cesen su actividad, aunque estos «no se quieren reconvertir», según Luis González, de la Unidad Ecológica Salvadoreña (UNES).

Brasil, por su parte, cuenta con 321 puntos de minería ilegal en 132 áreas, principalmente en el pulmón verde del planeta, según la Red Amazónica de Información Socioambiental Georreferenciada (Raisg).

La minería ilegal se ha expandido también con fuerza en la tierra de los indígenas yanomamis y se estima que hay 20.000 «garimpeiros» o mineros ilegales, casi seis veces más que hace un año, en los estados de Roraima y Amazonas (norte).

En Colombia, el río Sambingo, situado en el departamento del Cauca (suroeste), prácticamente ha desaparecido por las desviaciones de su cauce hechas por mineros ilegales que lo redujeron a pequeñas lagunas desconectadas entre sí.

Esta actividad también es la principal amenaza para la deforestación de la Amazonía en Perú y responsable de alentar la esclavitud de miles de personas y la explotación sexual en campamentos mineros, además de estar estrechamente vinculada a otros delitos.

«La minería ilegal se benefició en Perú del superciclo de precios, que generó también una acumulación económica muy importante para el sector. Lo más grave es que eso se ha traducido en poder político con influencia en los poderes locales, regionales y nacionales (…). Donde se implanta, al ser intensiva en el uso de mano de obra, logra legitimidad», explicó a Efe José de Echave, investigador sobre la economía de la minería y exviceministro de Gestión Ambiental.

Este fenómeno ha crecido notoriamente en Ecuador en los últimos años y se calcula en «unos 200 millones de dólares cada tres-seis meses» el daño generado por el impacto ambiental y el material extraído, según el exviceministro de Minería ecuatoriano Henry Troya.

En Venezuela, la búsqueda de oro y otros minerales está «impactando el curso de los ríos que alimentan la represa» de la principal hidroeléctrica, que da luz al 70 % del territorio nacional, y se está haciendo «sin ningún tipo de estudio de impacto», aseguró a Efe la diputada venezolana María Hernández, presidenta de la subcomisión legislativa para el Cambio Climático.

El Gobierno de Nicolás Maduro, acusado de comercializar con las reservas nacionales de oro para obtener liquidez, pretende generar 33.000 millones de euros en los siguientes seis años como alternativa no petrolera de riqueza.

Para ello ha anunciado inversiones locales y extranjeras por unos 7.700 millones de euros y estima producir 80 toneladas de oro al año, un millón de quilates de diamantes, 12.000 toneladas de níquel y 35.000 toneladas de coltán.

En ese país, una de las economías más debilitadas por la hiperinflación y el desabastecimiento generalizado, las reservas de oro totalizaron cerca de 161 toneladas métricas a cierre de 2018.

CONFLICTOS

Otro desafío asociado a la minería en Latinoamérica son los conflictos sociales con los pobladores locales en zonas mineras.

Un caso emblemático es el proyecto Tía María, de la empresa Southern Copper Corporation, en Perú, cuando protestas de los agricultores de la zona terminaron con violentos enfrentamientos con la Policía que dejaron cuatro muertos y 300 heridos en 2015.

La tensión social también se sintió en la localidad brasileña de Brumadinho, en donde la ruptura de una presa del gigante minero Vale provocó en enero pasado la muerte de 247 personas y otras 23 desaparecidas, tan solo dos años después de un desastre similar ocurrido en la vecina localidad de Mariana.

En México hay que sumar la presencia del crimen organizado en la industria, sobre todo en estados del norte del país, donde existen alianzas entre minerías y grupos del narcotráfico.

Asimismo, la Policía colombiana ha alertado que varios grupos armados dedicados al narcotráfico se han pasado a la minería ilegal por ser esta una actividad más lucrativa: un kilo de oro cuesta hasta 20 veces más que uno de coca.

Publicado en: EFE

El robo de mineral se «triplica» en Huanuni, el ministro Navarro dice que está controlado

Para los expertos en temas mineros, se trata del fracaso del Gobierno en la lucha contra el juqueo

El juqueo o robo de mineral en la Empresa Minera Huanuni se incrementó de manera “preocupante” en las últimas semanas, donde lejos de reducirse en aplicación al Plan Integral de Seguridad anunciado por el gobierno, los ladrones de estaño han llegado incluso a tomar parajes enteros y a desalojar a los trabajadores. Para el ministro de Minería, César Navarro, el juqueo está controlado.

El secretario ejecutivo del sindicato de trabajadores de Huanuni, David Choque, dijo a ANF que el juqueo “se ha incrementado” y los trabajadores están siendo constantemente agredidos en interior mina. Responsabiliza a la administración de la empresa y a la complicidad de policías y algunos trabajadores por esta situación.

“Lamentablemente la administración no ha garantizado la seguridad en interior mina, prácticamente a los trabajadores los han desalojado de los parajes, muchas cosas están pasando”, lamentó Choque.

Un exdirigente de Huanuni, que pidió la reserva de su nombre, dijo que en los últimos meses el robo de mineral se “triplicó” de manera preocupante, y donde se devela “una mafia muy bien organizada”.

El gerente de la estatal minera, Mario Felipez, señaló en una entrevista a la Red Pío XII de Oruro que en las últimas semanas “ingresó cualquier cantidad de gente ajena a interior mina, especialmente, como también en el ingenio y en bodega”, sin que la policía haya podido controlarlo.

Sin embargo, el ministro Navarro declaró el jueves 7 de agosto a un matutino nacional que el juqueo está controlado.

“Hemos logrado controlar, no eliminar, hubo un ascenso muy fuerte hasta 2018, incluso 2017. Hoy no hay ascenso del juqueo, sí hay presencia todavía de jucus. Hemos logrado controlar y disminuir, pero no hemos logrado anularlo, estamos en esa fase de mayor incremento en el control”, manifestó la autoridad a La Razón.

En febrero de este año el ministro anunció la implementación de un plan Integral en la empresa Huanuni con la participación de la Policía y el Ejército para controlar el juqueo en cuatro meses. El anuncio fue hecho luego de dos fracasos consecutivos por implementarlo en 2018.

Ese mes dijo que el plan contempla la compra de todo un equipo de cámaras de seguridad, drones, transporte para un control efectivo y una sala de monitoreo tanto de interior y exterior mina. Indicó que se cuenta con el presupuesto necesario para concretarlo. Seis meses después el plan de seguridad no se concretó.

Navarro también informó que se identificaron al menos 30 grupos de jucus y 20 comercializadoras e ingenios involucrados en el robo de mineral, pero hasta el momento no hay resultados concretos. La fiscalía señaló a ANF que antes de intervenir, siguen acumulando pruebas. 

Para los expertos en temas mineros, se trata del fracaso del Gobierno en la lucha contra el juqueo, al ser un problema que rebasa al Ministerio de Minería y Comibol y no ser abordado en el tema de fondo que es el desempleo en la región.

“Yo creo que no tiene las herramientas el ministerio, la Comibol, para controlar esto porque el mal no es el juqueo, es un efecto de otras cosas más grandes y fuertes que pesan en nuestra sociedad: la falta de empleo, la inseguridad, todos estos factores que provocan que haya esto”, señaló el expresidente de Comibol, Héctor Córdova.

Dijo que a esto se suma la permisibilidad y la complicidad de mucha gente como la misma población, funcionarios y trabajadores y personal de control.

“Yo creo que un plan (contra el juqueo) tiene que ir por encima de lo que es minería, y en la región hay que emplear cosas y actividades que de alguna manera haga que la gente tenga más tendencia a irse a trabajar que a irse a robar”, apuntó.

Para el experto en temas mineros del Centro de Estudios para el Desarrollo Laboral y Agrario (Cedla), Alfredo Zaconeta, el mayor problema para que la actividad ilícita del juqueo continúe es la disposición en la comercialización de minerales, ya que las empresas comercializadoras, señaladas de complicidad en el juqueo, “tienen la facilidad de comprar y vender estaño y luego exportar”.

El segundo factor, remarcó Zaconeta en coincidencia con Córdova, es que en varios centros mineros como Huanuni, Porco y otros del Norte de Potosí “no existe diversidad para generar fuentes de empleo”.

Complicidad de trabajadores y policías

El dirigente de Huanuni, David Choque, denunció que la policía nuevamente fue sorprendida haciendo cobros para permitir el ingreso a los jucus. Indicó que presentaron la denuncia con videos y fotos a las autoridades policiales para pedir una investigación, pero en manos de los uniformados las evidencias se perdieron.

“Hemos entregado toda la evidencia y ellos han ido haciendo desaparecer, ha habido videos, grabaciones, fotos donde la policía está recibiendo dinero de los jucus”, dijo Choque a ANF.

Un extrabajador contó a ANF que los jucus nuevamente retomaron el contacto con la policía tras el anuncio de la implementación del plan anunciado por Navarro.

Indicó que ahora cada jucu paga 300 bolivianos a los uniformados para ingresar a interior mina o a alguna sección de la empresa.

Sobre la complicidad de los trabajadores, Choque indicó que lamentablemente “muchos compañeros” resultaron implicados con el juqueo y que ahora están en procesos administrativos para ser retirados de la empresa.

“Hay unos mil trabajadores que venden mineral a los jucus en interior mina”, refirió otro exdirigente, y agregó que la gerencia conoce de toda esta situación, pero “prefiere no meterse en estos líos para mantener su pega”.

Choque indicó que como dirección sindical no encubrirán a nadie y “si alguien está incurriendo en robo, tiene que atenerse a las consecuencias”.

Publicado en: Página Siete